“Suelo ir mucho al monte con mi abuelo y mi madre y siempre llevamos la bota de vino”. De ese momento familiar surgió el proyecto 'Kirolarru', de la estudiante de Diseño de la Universidad de Navarra Ana Andueza Munárriz.
Este objeto ha sido elegido por los visitantes de la Oficina de Turismo de Estella como el mejor de la exposición ‘Memoria / Memories’, formada por trabajos de los estudiantes de 3º de Diseño de la Escuela de Arquitectura del centro académico.
El concurso ha sido organizado por la Dirección General de Turismo y la consejera de Cultura, Deporte y Turismo del Gobierno foral, Rebeca Esnaola, asistió a la Escuela de Arquitectura para entregar el premio, un lote de productos gastronómicos de Navarra. “Este proyecto es una forma de poner en valor el Camino de Santiago y de que generaciones más jóvenes lo aprecien”, comentó la consejera.
Por su parte, el director de la Escuela, Carlos Naya, añadió: “Por nuestro campus pasan peregrinos todo el año, así que tenemos el Camino muy presente. Sin duda, es un reflejo de la internacionalidad de Navarra”.
El proyecto, realizado en colaboración con el Gobierno de Navarra, consistió en crear objetos con el fin de que sirvieran al peregrino y a los visitantes como recuerdo de su paso por la comunidad foral.
“Es esencial que los estudiantes puedan desarrollar proyectos en un marco real, sobre todo en 3º, cuando están más cerca de entrar en el mundo profesional. Lo ideal sería poder comercializarlos, el nivel es muy bueno”, explicó María Villanueva, una de las profesoras de la Escuela de Arquitectura que han dirigido la actividad. Precisamente, la Dirección General de Turismo espera poder “reproducir este objeto souvenir como elemento promocional en las diversas acciones promocionales a lo largo del año”.
La alumna premiada asegura que “fue una sorpresa” enterarse de que su objeto había sido elegido el mejor entre los 10 que estaban expuestos en la Oficina de Turismo de Estella.
Kirolarru es una bota de vino inspirada en las calabazas peregrinas, recipientes que formaban parte del atuendo clásico del peregrino medieval, junto con el bordón y el zurrón. “Desde el primer momento pensé en hacer mi propia versión del objeto. Investigué y vi que dos de los valores del Camino de Santiago son la gastronomía y estar con los demás. La bota de vino los refleja a la perfección: es un producto navarro y pasa de mano a mano, la compartes con otras personas”, explica Ana Andueza.
Aparte de en la forma, también se diferencia de la bota de vino tradicional en el material. “He elegido el recubrimiento de neopreno para que pueda mantener cualquier líquido y soporte temperaturas más extremas”, comenta. Como dice un refrán del camino, “sin bota de buen vino, no andes camino”.
