• sábado, 27 de abril de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Celebremos Todos los Santos de Halloween

Por Javier Ancín

La trascendencia localista suele arruinarlo todo. Estos niños no son de Wisconsin y se lo están pasando pipa, pensaba todo el rato, es decir, comprenden a la perfección que la diversión es universal.

Ayer me calcé una chistera de fieltro trucho negro que tenía tres calaveras de esas multicolores y con floripondios de estilo mexicano. La Catrina, leo en san Google que se llama, y tiene su origen en unas caricaturas de 1912, lo que confirma lo que llevo sosteniendo desde hace mucho, que toda tradición es de antes de ayer y la mayoría producto de borracheras del estilo de, a que no hay huevos de mangarle al Martín los cencerros del ganado y salir con ellos atados al culo, agitándolos, para joder a todo el vecindario.

Mis calaveras, además, tenían unas lucecitas en las cuencas vacías que daban al conjunto de mi cabeza un aire completamente cosmopolita, aunando tradición y modernidad, a medio camino entre Halloween y Chimo Bayo de concierto en Japón. Monísimo. Si encuentran mi cuenta de Instagram anónima aún podrán verme durante unas horas en las stories, ¡hu-ha!, para descojonarse un rato.  

Más feliz con mi sombrero faro de occidente que un aberchándal por el Pirineo aragonés con su ikurriña de material sintético, comprada en el chino, me fui con un montón de hijos de unos cuantos amigos a recorrer las casas de la urba en busca de caramelos, gominolas y demás marranadas. Maravilloso. Qué rato pasamos más bueno de risas, sustos y dulces.

Me encanta esta fiesta, confieso, por bastarda. Una celebración que no gusta a nadie y que nadie quiere reivindicar como propia, unos porque la consideran imperalista yankee, incontrolable euskoideológicamente, y otros porque creen que colisiona con la tradición católica, tiene que ser buena por pelotas.

Es alejarse de la solemnidad del "es que no eres de aquí y no puedes comprender nuestro folclore, nuestras tradiciones " -que me soltó con indignación una emocionada neska en Lequeitio, cuando me entró la risa floja al ver a un nesko agarrado ridículamente al cuello de un ganso atado a una maroma de la que tiraban para elevarlo del mar al cielo, con el objetivo de descabezarlo- y comenzar la diversión pura.

La trascendencia localista suele arruinarlo todo. Estos niños no son de Wisconsin y se lo están pasando pipa, pensaba todo el rato, es decir, comprenden a la perfección que la diversión es universal.

Si además se ha ido abriendo camino por el empuje de los enanos, a todos los padres no les ha quedado más remedio que ceder, ni te cuento el placer que me produce. Todo espacio que es ganado por los niños a los adultos es un lugar más limpio y mucho más sano.

Y como Halloween es un día antes que la celebración de Todos los Santos, siempre se les pueden llevar hoy a los críos a que conozcan los cementerios y honren a sus antepasados. Lo uno no quita lo otro. Las piruletas no invalidan a los buñuelos ni a los huesos de santo.

Incluso pueden asistir a la tradicional representación del Tenorio, una obra de teatro que básicamente va de un tío canallita que se quiere follar a una monja, mucho más educativo e instructivo que ponerse unos colmillos de plástico, un poco de sirope de fresa en la comisura de los labios y salir a pedir golosinas por el barrio con tus inocentes amiguitos, ¡dónde va a parar! Y eso es todo.


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