Pinta mal, dice Txibite. Como si se refiriera a un niño que no es el suyo, que garabatea sin ser capaz de centrar una perspectiva o incluso de colorear sin salirse de las líneas. Pinta mal, como quien dice, a mí que me cuenta, suélteme el brazo, no tengo nada que ver, yo solo pasaba por aquí. Pinta mal, déjeme en paz.
Pinta mal, dice Txibite. Como si no estuviera ahí precisamente para que pintara bien, para que saliera un trazo no ya bello pero al menos correcto. Pinta mal, como quien se quita de en medio, como quien no asume su responsabilidad. Pinta mal... pero ella cobra como si supiera hacer que pintara bien.
No se le pide que la casa sea de portada de revista de diseño, solo se le pide que al menos sea habitable, que no amenace ruina constantemente Navarra. Pinta mal el piso de arriba, imagínense que dijera el arquitecto que les entrega la casa. No suba, hay goteras, puede que incluso se derrumbe el techo.
Pinta mal, háganse una idea que les comentara el mecánico cuando después de tener en su taller días el coche para un simple cambio de ruedas, nos lo entregara además con las tuercas sin apretar. Pinta mal, lo mejor es que no se desplace en ese coche que no he sido capaz de realizarle el mantenimiento correctamente. Pinta mal, como excusa de que uno no es capaz de hacer de forma eficaz su cometido. Eso sí, son 500€ o 100.000€, págueme, por favor.
Hemos normalizado absurdos como este, como si un político estuviera ahí para estar, sin más, para que pasen los días y se sucedan las desgracias solo siendo el primero de los testigos. La presidencia de un gobierno, como la que ostenta Txibite no es un balcón desde el que ver mejor el desastre, despreocupada. Las presidencias de los gobiernos tendrían que tener solo un objetivo, que pintara bien... y si no sabes que pinte cada vez mejor, irte a tu casa. Aferrarse al sillón como una lapa, por mero instinto de supervivencia personal, no va a hacer que nada mejore para los sufridos ciudadanos.
Ser político no es un trabajo al uso, es un privilegio, y si no sabes encajar las piezas, vete, que pase el siguiente y lo intente, a lo mejor el próximo consigue que pinte bien. No hace falta ni que sea de otro partido, que aquí ya sabemos cómo funcionan las cosas cuando los políticos no son capaces de conseguir que funcionen, haciendo responsable a quien no gobierna de los trazos grotescos de quien gobierna. Pueden buscarlo en su propia organización al pintor que meta el rodillo en el pasillo sin pringarnos los rodapiés, la madera del suelo y los pomos de las puertas.
Pinta mal el futuro de Gamesa, dice Txibite. Pinta mal, sí, sobre todo para las 6.000 familias navarras que de esa empresa depende su subsistencia. Txibite también dice estar muy preocupada, como si eso significara algo bueno, como si fuera algo positivo que un político que puede ocuparse no se ocupara porque solo sabe preocuparse. El famoso "deeply concerned" de quien solo quiere dejar pudrirse los asuntos sin meterles mano porque no quiere, porque no sabe, porque no puede.
Pinta mal, pero Txibite sigue cobrando un sueldazo como si supiera, como si quisiera, como si pudiera hacer que pintara bien. Y eso es todo.
