"Es una pequeña joyita encuadernada de lo que nos fue regalando en esta casa de Navarra.com durante su periplo de opinatriz local-universal".
- domingo, 28 de abril de 2024
- Actualizado 00:00
Les confesaré un secreto. Cada mañana, antes de ponerme a darle mamporros a esto, cojo un libro de un articulista que me gusta, leo atentamente una de sus piezas, me digo, yo nunca podré hacer esto, lo cierro aliviado, y me pongo al lío con nuestras cosas.
Hay gente que juega en primera y otros lo hacemos en el trofeo Boscos. Y tan contentos. El asunto es asumir tu sitio en el mundo, el que sea, y no ambicionar metas que por mucho que te empeñes jamás vas a conseguir. Ese y no otro es el secreto de la felicidad.
Cada uno tiene sus motores creativos y el mío es directamente la destrucción de la creatividad. Yo solo sigo escribiendo porque sé que no se escribir. Si hubiera tenido más nivel, habría hecho como Eduardo Laporte, bajarme de esta charca de patos que es Nafacroa e Irroña y largarme a otros paisajes más amables, luminosos, artísticos.
Si a mí me hubieran otorgado los dioses el don de la escritura, como a Scaramouche el de la risa, hace tiempo que me dedicaría a la crítica gastronómica de estrellas Michelin o a la literatura de viajes de lujo, por ejemplo, y no me acercaría por Irroña ni para lo que me acerco ya, lavar las mudas entre destino y destino, echar unas risas y unas cervezas con los colegas, haciendo desfilar por el garito a los jabalises con sus etarrillas varios, txibites y sus puterillos socialistas, mangarranes locales tipo Coronalzorriz sin interés alguno al otro lado del Río Arga; y volar de nuevo hasta que se llene la maleta de ropa sucia.
Yo nunca escribiré como ellos, y desde esa seguridad, desde esa imposibilidad, un poco como ese título de Houellebecq, La imposibilidad de una isla pero aplicada a un artículo, es lo que hace que me ponga de nuevo a darle patadas al balón en nuestro ecosistema de solteros contra casados y me parta el culo o me indigne, a veces ambas en el mismo párrafo, en mis escritos intrascendentes y provincianos.
Todo esto que leen cada semana nace de ahí. El día que no tenga uno de esos libros que me recuerden, susurrándome al oído, mi memento mori, tú no sabes escribir, tú no eres como ellos, se terminará mi periplo de juntaletras; si no me echan antes, con buen criterio, cerraremos la persiana y nunca más sabrán ustedes de mí porque nunca más me pondré delante de un folio en blanco. Ciao Roma.
Les cuento todo esto porque se me estaba acabando la recopilación de artículos de Jabois y no encontraba otro autor que me motivara para continuar con este juego.
Cuando andaba ya sopesando la idea de chapar el chinguito, me mandó Eduardo Laporte –maldito cabrón, pueden echarle la culpa a él- su nuevo libro, dándome gasolina para unas semanas más.
Mañana jueves 21 de marzo a las 20:00h, Eduardo Laporte presenta en la librería Walden de Pamplona su recopilación de artículos "Navarra-Madrid", que es una pequeña joyita encuadernada de lo que nos fue regalando en esta casa de Navarra.com durante su periplo de opinatriz local-universal. Pásense, salúdenle, cómprenle un libro y léanlo porque es el mejor de todos los que han escrito en prensa navarra en los últimos, yo qué sé, 40 años. Yo ya estoy en la puerta de la librería haciendo cola para que me lo firme. Y eso es todo.
