Es angustioso entrar en el Servicio Navarro de Salud. Cuando te acercas a un hospital ves que no va, que no arranca, que no carbura pero la gente está en silencio, jodida.
Algún lamento prácticamente inaudible, algún sollozo ahogado en un pasillo, en un sala de espera, alguna conversación ansiosa por teléfono en un rincón, siempre en voz baja.
La política solo tendría que ocuparse de una cosa, de que funcione el asunto sanitario, pero no saben hacerlo. Llevamos años que no saben conseguirlo. El Servicio Navarro de Salud está destruido y eso que veníamos de tener la mejor sanidad de España.
Las listas de espera, algo tan sencillo como que la gente no tenga que tardar meses, meses, ojo... meses, en entrar en una consulta para saber qué le pasa, no es que no sean capaces de reducirlas, es que no dejan de aumentar cada año. Solo en la era Txibite -lo dice uno de los suyos, puesto por ellos, el presidente de la Cámara de Comptos-, por una nefasta gestión, el tiempo de espera ha aumentado un 30% de la cifra que ya venía subida de la era Barkos.
En ocho años de gobiernos progresistas barra nacionalistas, la sanidad navarra ha pasado de tener un problema, que produjo huelgas y manifestaciones casi a diario, con el puré que llegaba tibio a las habitaciones en la era Barcina/UPN, a que la gente se muera sin que le vea un médico. Si esto no es progreso que baje Juangoikoa (sic) y lo vea.
Navarra está recaudando en impuestos los importes más altos de su historia y la sanidad no es que no mejore, es que teniendo más pasta que nunca, Txibite está consiguiente lo contrario, que todo sea una escombrera.
¿En qué se está gastando Txibite nuestro dinero? Si coges las partidas gordas, ves que 1.200 millones van a sanidad, 800 a educación y 600 millones a algo tan difuso, tan fuera de control, como políticas sociales, sea lo que sea eso. El equivalente a la mitad del presupuesto del Servicio Navarro de Salud se destina a... chiringuitos. Y no pasa nada porque es social, a ver quién se opone a lo social. Ponle el calificativo de social detrás y la cosa mejora sustancialmente. Es decir, cuela todo si lo llamas social. No es lo mismo un enchufado que un enchufado social, no es lo mismo beneficiar a un amigo que beneficiar socialmente al mismo amigo.
Haga la prueba, amado lector, colóquele el adjetivo social a lo que quiera e inconscientemente el asunto se transforma en algo bueno, en algo que hay que defender contra los ataques de la malvada derecha. No es lo mismo una mariscada que una mariscada social, unas vacaciones en el Caribe que unas vacaciones sociales en el Caribe, una vidorra, que una vidorra social. Incluso, sigan probando, no es lo mismo un Ferrari que un Ferrari social. Y encima rojo, joder, si es que lo tiene todo. ¿Estás contra los Ferrari sociales y rojos, fascista?
Si la sanidad navarra ha reventado en la era PNV/Bildu/PSOE/Podemos es porque ha sido gestionada por inútiles, supongo que sociales también, con una desidia, una dejadez digna de estudio. Y como a la población navarra le da igual porque les sigue votando para que aumenten las listas de espera médicas, pues aquí paz y después, cada vez antes, gloria. Angelitos al cielo... social.
Como dice un célebre tuitero, hay que abrir los regalitos que pedimos y los regalitos de Txibite los estamos abriendo por los pasillos, salas de espera, escaleras y demás rincones silenciosos de los hospitales, yéndonos, literalmente, al infierno... eso sí, social, muy social, la de Dios de social. Una muerte social que te cagas, socialmente. Y eso es todo.
