• sábado, 18 de mayo de 2024
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Opinión / A mí no me líe

Los abertzales y el delito del odio contra la Peña Mutilzarra

Por Javier Ancín

"Una cosa es odiar y otra soltarle a alguien frases como: “Os voy a partir la cabeza, os voy a reventar, putos fascistas, machistas", “fascistas, os voy a partir la cara a todos, os voy a reventar la cabeza, sois unos provocadores", que es por lo que han sentado a un puñado de aberchándales en el banquillo".

Pancarta de la Peña Mutilzarra en San Fermín 2022.
Pancarta de la Peña Mutilzarra en San Fermín 2022.

Con esto del odio siempre les pasa lo mismo a los aberchándales, que para ellos todo lo que no les gusta oír es discurso del odio que merece ser perseguido y sus amenazas son libertad de expresión.

Luego pasa lo que les pasa, que acaban en un banquillo y se echan las manos a la cabeza porque no lo entienden. O no lo quieren entender, que es la salida más fácil cuando eres un fascista y no asumes que tus actos no son odio, ese sentimiento lícito humano como amar -a ningún niño le encarcelan por odiar el brócoli- sino acoso, amenazas o directamente violencia, en el caso de la peña Mutilzarra, que es de lo que yo quería hablar hoy, incluso en forma de puñetazo a su presidente.

En San Sebastián, por ejemplo, hay un señor que odia que esté sistemáticamente cortado el Boulevard los fines de semana para carreras populares. Y lo escribe recurrentemente en prensa o por las redes: odio, odio, odio a todos esos corredores que hacen que me corten las calles... y nadie ha ido a detenerlo porque una cosa es odiar y otra el delito de discurso del odio.

Es decir, una cosa es odiar y otra soltar, yo qué sé, que habría que fusilar a todos los runners, empezando por tal o Pascual. Fulanito de cual a 4 minutos y medio el kilómetro, te advierto, dos puntos, no pararé hasta que en el edificio donde vives no te dejen usar el ascensor, todos te amenacen por la calle con meterte una hostia o por llevar mallas humillen a tu mujer hasta que se sienta obligada a dejarte. Como te odio, voy a proponerme que te despidan del trabajo por lucir en la muñeca un reloj Garmin o Polar. Cosicas así.

Los sentimientos son lícitos, faltaría más que no pudieras odiar o amar lo que te diera la gana, lo que no es siempre lícito es el modo que manifiestas ese sentimiento. Como te odio porque eres de la Peña Mutilzarra te amenazo para que te vayas del ruedo de la plaza de toros y no puedas ejercer tu derecho a estar ahí libremente. Como te odio porque llevas una bandera de Navarra en el reverso de la pancarta, te parto la crisma a ti, presidente de la Peña Mutilzarra.

Todo lo contrario a, dos puntos, como os odio no entro al local de la Peña Mutilzarra a tomarme unas cervezas en San Fermín. Como os odio me voy hacia el lado contrario y ni os miro si me cruzo con los de la Peña Mutilzarra por la calle. Por eso nadie ni te denuncia ni te detiene. Nadie puede obligarte a que gastes tu dinero en esa barra o bailes al son de su charanga.

Porque una cosa es odiar y otra soltarle a alguien frases como: “Os voy a partir la cabeza, os voy a reventar, putos fascistas, machistas", “fascistas, os voy a partir la cara a todos, os voy a reventar la cabeza, sois unos provocadores", que es por lo que han sentado a un puñado de aberchándales en el banquillo. ¿A que es fácil de entenderlo?

Dicho lo cual, que decidan los jueces, que doctores tiene la santa madre iglesia de la justicia, que aquí estamos a pasar el rato opinando, que es gerundio, y a echar unas risas a costa de los aberchándales. Y eso es todo.


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