La joyería Pérez - Alfaro de Pamplona anuncia importantes descuentos en su escaparate por la jubilación de su titular, Juan José. "Liquidación del 30 al 50% de descuento. Me quiero jubilar".
La joyería está situada en la calle Bajada de Javier 9, en pleno casco viejo de la capital navarra. Muy cerca de otros establecimientos que hemos conocido en este sección o apartado de comercio local en Pamplona y su comarca.
Como es el caso, por ejemplo, de la centenaria tienda 'alemana' Casa Lange dedicada a juguetes y artículos de regalo en la esquina de las calles Estafeta y Bajada de Javier, o la tienda Gigantes Platero en la calle Estafeta 47 atendida por Rubén Platero y Patricia Marqués.
Juan José Pérez - Alfaro Prat es el actual responsable de la joyería que lleva su apellido. "Tengo 63 años y me quedan unos meses para la prejubilación porque llevo ya 42 años cotizados".
"Cerraré cuando se me vacíen las vitrinas. Pensaba cerrar a final de año pero no ha sido posible. Dependerá de la clientela y del género que quede. En cuanto cierre me pagaré unos meses de autónomo... y a descansar", asegura Juan José.
"¿Si me voy con pena?. Al final ya con pena no. Pena con ansia de cerrar porque esto ya no es negocio. Hoy en día la joyería está muy devaluada. No se vende lo que se vendía antes. Hay cuarenta mil historias para comprar o regalar antes que una joya, y más como está actualmente el oro que está más arriba que las nubes".
Juan José explica la historia de la joyería Pérez Alfaro: "Esto empezó con mis abuelos paternos que tenían una fonda en Caparroso. En el año 1936 con la guerra se subieron a Pamplona. Mi padre José era el hermano mayor y aquí estaba el hermano pequeño que era Jesús Pérez - Alfaro.
"Mi hermano pequeño aprendió de joyero en Astrain, una joyería que había en la Plaza del Castillo. Con tal suerte que era un aventajado en el oficio. Al poco tiempo se puso el taller en casa y en la calle Calderería".
Como los encargos aumentaban "cogieron aquí una bajera pequeña con taller y joyería en 1950 con la ayuda de su hermana María que era la que atendía a los clientes. Como eran buenos tiempos ampliaron la bajera de la joyería a como está actualmente, que se inauguró en 1961".
Como el negocio seguía en alza," Jesús se fue a la calle Comedias a una joyería que ya se cerró, y aquí se quedó su hermana María. Yo en vacaciones venía aquí a ayudar y a hacer los recados. Una vez que terminé de estudiar contabilidad me fui a la mili a Melilla. Después de me di de alta en autónomos y aquí sigo desde hace 42 años", señala Juan José.
El problema ahora es que no hay quien siga el negocio: "No hay relevo y actualmente esto es más sufrimiento que bienestar. Hay que invertir mucho dinero y a como está el precio del metal hoy día es una inversión fuerte. Además te arriesgas a que te roben, te atraquen o te peguen un navajazo, que yo ya he pasado por esas historias".
Juan José asegura que el oficio de joyero "es un negocio bonito pero muy sacrificado. No ves el beneficio al momento. ¿Te merece la pena esto para vivir?. Esto no es una frutería donde vendes hoy y hoy ya tienes esa ganancia. Aquí hay que comprar mucho género y esperar a que la gente compre".
Las grandes superficies e internet han dejado el pequeño comercio del casco viejo "de capa caída". El casco viejo se ha convertido "en un parque temático de bares y de ocio. La gente viene solo a divertirse y hace muy bien", concluye Juan José Pérez - Alfaro.
